Nos subieron a un tren y reparten
espadas, escudos, cascos, y formularios:
Yo lucho por ________________________
Yo lucho contra _____________________
Los más decididos rellenan sin pensar.
Otros pispean por encima del hombro.
Hay grandilocuencia y romanticismo,
hojas en blanco, tachados, enmiendas,
algo de humor y muchos nombres propios.
Igual, somos un ejército de mercenarios
al servicio de su majestad la opresora.
No hacen falta ni venias ni uniformes,
ni épica ni fe: se lucha y ya.
Amigos, parientes, vecinos, extraños,
cualquiera puede aliarse, dar batalla.
Vemos caer a cuántos y de frente march.
Llenarse de veteranos hospitales y hospicios.
Manchadas de eslóganes las paredes
de los fusilamientos.
Intentamos desertar y terminamos
en la vanguardia, explorando, abriendo
campo a los refuerzos. También
victorias, botines, y alegres vivaques.
Alguien talló: AMO A LA LUCHA.
Igual, la moral de la tropa está baja.
Cada cual es su propio enemigo.
Uno mismo se combate y derrota.
Y aquel que no lucha muere.
Así que…
Me invitaron a participar del Capítulo 3 de la publicación digital 8cho y 8cho, dedicado a «Lucha»: mandé este poema, que acompaña una ilustración de Distilla Tzara: http://www.8y8.com.ar/