Un cruce

 

No puede desviarse de su camino
férreo el maquinista, empujado por el peso
que arrastra, calor y ruido:
en la punta del andén vio al tipo,
ritmo inquieto de pies impacientes,
las manos que se amasan,
los párpados fruncidos, el horror
de los testigos involuntarios,
revolver de entrañas, culpa punzante,
su esposa consoladora, inquisitiva,
la cena fría.

¿No puede desviarse de su camino
el suicida? Carga de avatares, la cabeza pesada,
ritmo intranquilo de iris rabillo a rabillo,
pies perturbados, garganta amarga,
labios mordidos, sudor en las manos,
ojos apretados, la penúltima duda:
veloz, un tren de recuerdos lo recorre:
la noche de bodas, la edénica infancia,
la sala de partos, la niña alegría,
los jóvenes sueños que evaden el logro,
el mundo redondo en la luna de miel,
la casa paterna, la fuga, la vida
de huérfano adulto, tragedia, la crisis,
el trabajo, el trabajo, el trabajo,
el fracaso, el hogar, el modelo,
descreimiento, el derrumbe, la ruina.

El tren avanza, chirría y avanza.
Un cruce, resignado, de miradas.
El tren avanza, chifla y avanza.
Inminente horror de pasajeros.
Un cigarrillo precedente
………………………………cae a la vía.